ENDEMIC
Conservacionismo agro-cultural
Es un orgullo y un placer para nosotros poder compartir con ustedes nuestra forma de entender la viña, el vino y la panadería. En definitiva, las tradiciones de nuestro pueblo y en particular las de nuestra familia.
PRESENTACION
Vamos a mostrarles nuestra peculiar forma de hacer “Conservacionismo Agro-Cultural”. Desde nuestro punto de vista, mantener algunas de las prácticas vitícolas que han realizado nuestros ancestros es de vital importancia para conservar la cultura de este pueblo.
Nuestros abuelos y nuestros padres han sabido transmitirnos el amor por sus oficios.
Somos tres hermanos que nos hemos criado entre “uvas”, hemos pasado la mayor parte de nuestra vida en este pueblo llamado Jaraguas. Si bien nuestras inquietudes y nuestra formación profesional han hecho que actualmente dos de los tres hermanos no vivamos ahora en pueblo, hecho importante para darnos cuenta de su valor agro-cultural.
Miguel Ángel Ferrer-Gallego, es el mayor de los hermanos y la persona más importante ya que desempeña todo el trabajo y las tareas de conservación. Gracias a su esfuerzo diario se mantiene el cultivo de la viña y la tradición. Es la persona que trabaja y vive en el pueblo y está a cargo del viñedo.
Pablo Ferrer-Gallego, Doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad de Valencia pronto pasó a trabajar en aspectos relacionados con la Conservación del Medio Ambiente. Botánico reconocido por su alto número de trabajos científicos relacionados con la botánica taxonómica mediterránea, así como por sus trabajos en biología de la conservación de especies.
Raúl Ferrer-Gallego, el pequeño de los hermanos, es Doctor por la Universidad de Salamanca además de Ingeniero Técnico Agrícola y Enólogo (Universidad de Valencia), actualmente es coordinador científico de VITEC (Centro Tecnológico del Vino) en Priorat. Adquirió experiencia internacional en la elaboración de vinos a su paso por reconocidas bodegas de Burdeos, Perpignan y Ribera del Duero, entre otras. Es un investigador reconocido en el campo de la enología por el impacto de sus publicaciones.
CONTEXTUALIZACIÓN
Nos encontramos en la comarca Utiel-Requena, al oeste de la provincia de Valencia, lindando con la provincia de Cuenca. Esta comarca forma un altiplano relativamente llano con una altura media de 750 m sobre el nivel del mar. Está formada por 9 municipios en los que se incluye Venta del Moro, que cuenta con la menor densidad de población de todos (5,23 hab./Km2). Jaraguas, donde ahora nos encontramos, junto con otras cinco aldeas componen este municipio. Se trata de una zona muy rural, dedicada fundamentalmente al cultivo de la vid. El cultivo de la vid en Valencia es antiquísimo, se dice que en tiempos de los íberos ya existía en este territorio.
El municipio ha sufrido un acusado descenso demográfico en las últimas décadas. La población se ha reducido casi a la mitad desde los años setenta hasta hoy. En 2013 contaba únicamente con 1427 habitantes censados. Jaraguas cuenta actualmente con poco más de cien personas censadas (125). Es una población antigua, se han encontrado restos de cerámica que señalan con casi total seguridad la explotación ya en época de los íberos, sobre todo de la sal, en el paraje conocido como “las Salinas”, lugar donde aflora la roca de la cual se explota este mineral.
La zona se caracteriza por una pluviometría media anual aproximada de 450 mm, registrada en las estaciones de primavera y otoño (este año -2014- está resultando muy seco, desde el octubre pasado apenas han caído 200 mm). Los veranos son muy calurosos y también secos, e inviernos fríos y largos (que comprometen algunos años heladas en la vid). Este clima, aún estando dentro de las condiciones de mediterraneidad, lo aproximan a la continentalidad, donde las diferencias entre las máximas (días de más calor) y las mínimas (días más fríos) son muy acusadas.
Los suelos son normalmente de color pardo, casi rojizo, de composición caliza y muy pobres en materia orgánica, pero con buenos índices de permeabilidad. La arcilla también es un componente importante, pues no son pocas las áreas dentro del territorio donde la textura del suelo muestra un alto porcentaje de arcilla.
Las características agro-climatológicas expuestas para la zona, permiten vegetar los cultivos de secano con cierta resistencia a las heladas y en particular el cultivo de la vid.
CONCEPTO CONSERVACIONISMO AGRO-CULTURAL
Antiguamente, en las zonas rurales como Jaraguas, la gente tenía sus huertos y granjas. Por ejemplo, gallinas, conejos, cerdos, y una serie de animales con los que se alimentaba la población. Asimismo, los cerdos por ejemplo, se alimentaban de los restos de comida de casa, de maíz, etc. Los conejos comían las hierbas que les traían del campo o del huerto. Los restos salidos de la limpieza de las “Cacheras” (lugar donde se criaba a los cerdos) y las “Conejeras” servían para elabora el compost y abonar las tierras y huertos. Existía un ciclo vital y por tanto un equilibrio, tierra-planta-animal.
Actualmente todas esas prácticas se han perdido y, a nuestro entender, se ha generado un desequilibrio agro-cultural y por qué no decirlo también, ambiental. La gente podía vivir sin crear un impacto ambiental desorbitado o como diríamos en la actualidad, con baja huella de carbono.
Nosotros entendemos la “AGRO-CULTURA”, como una fusión entre agronomía y cultura y hemos querido conservar la Viticultura respetando el medio ambiente y llegando a un equilibrio sostenible.
VIÑEDO
Disponemos aproximadamente de 15 hectáreas de viñedo, algunos olivos y almendros. La uva siempre se ha destinado para elaborar vinos de granel. En la actualidad el 95% de la uva que cultivamos se destina a este fin. Sin embargo, la gran mayoría de nuestros viñedos son muy viejos y poco rentables para esto.
La mayoría de los viñedos que tenemos fueron cultivados por nuestro abuelo y de la misma forma que nuestro abuelo cultivó sus campos, lo ha hecho nuestro padre (y lo sigue haciendo). Gracias al amor que ellos nos han sabido transmitir por el cultivo de la vid, nos apasiona la idea de poder conservar el viñedo así como las prácticas culturales. Prácticas que ellos hacían y también nosotros cuando éramos niños pero que ahora se están perdiendo a un ritmo alarmante. Nuestro cultivo se sigue realizando de la misma forma que antes, con las mismas prácticas culturales.
Esta zona, en los últimos años, ha sufrido una importante reconversión del cultivo de la vid y esta tendencia parece agravarse cada vez más. Este hecho está haciendo que el viñedo se gestione de forma diferente a como se hacía hace 100 o 200 años. Por ejemplo, el sistema de conducción actualmente la tendencia es a la espaldera lo que conlleva a un alto impacto ambiental, ya que supone la introducción de gran cantidad de acero galvanizado en el campo. Además implica otros desequilibrios ambientales, como por ejemplo las dificultades que tienen las rapaces para entrar a cazar, produciendo en consecuencia una alta densidad de conejos, lo que supone una verdadera plaga para el cultivo de la vid, debido a que comen brotes jóvenes y ocasionan cuantiosos daños económicos. Este es sólo alguno de los ejemplos más evidentes
En nuestra opinión, esto es consecuencia de la mala gestión por parte de la administración que ha ofrecido cantidades ingentes de dinero para la reconversión del cultivo, sin contemplar sus repercusiones.
Las formas actuales de gestionar el viñedo, hacen que cada vez sea más necesario el uso fitosanitarios, puesto que se han abandonado ciertas prácticas vitícolas de gran utilidad para mantener el equilibrio biológico del sistema agrario. Esto lógicamente genera resistencias a ciertas plagas y enfermedades, y desequilibra el sistema tierra-planta-animal. Por ejemplo, “el Rayuelo” es una técnica cada vez más en desuso que favorece el cuajado y la aireación de la planta (consiste en eliminar los brotes prontos del año). De este modo, las uvas están más expuestas a la luz y al sol y maduran mejor y se evitan zonas húmedas en la planta que favorecen la proliferación de hongos y también de plagas. Esta práctica favorece la disminución del uso de fitosanitarios.
El tipo de poda que se está practicando en los “nuevos” sistemas de conducción no es nada favorable para Bobal (variedad autóctona de la zona). Esta variedad tiene un porte rastrero de difícil conducción y con este sistema de “doble cordón” se generan muchas zonas de umbría con riesgo de ataque de plagas. En la poda, generlamente se dejan muchos “pulgares” y “uveros” que generan mucha vegetación y la única forma para no tener plagas y pérdidas de cosecha en este tipo de conducción es a base de fitosanitarios, con los problemas que ello acarrea en el futuro. Todo ello unido a un abonado en exceso, conlleva a una proliferación de plagas.
Nuestro abonado es muy pobre, los suelos tienen índices de materia orgánica bastante bajos, desde 0.22 hasta 1.37 (analizados el año pasado por la universidad de Salamanca). Se hacen abonados cada 5-6 años. Antiguamente, mi abuelo y mi padre abonaban con un compost que hacían casero. Teníamos un basurero para los restos orgánicos de casa con los que se abonaban las viñas. Nuestros suelos tienen desde un 75% de arena hasta un 30% dependiendo de la profundidad y llegan en ocasiones a tener un 40% de arcilla. El resto son limos. La textura de los suelos de nuestras parcelas fue caracterizada el año pasado por la Universidad de Salamanca.
Con la misma filosofía que gestionamos el viñedo elaboramos el vino. De una forma natural y manual, sin el uso de bombas, ni levaduras adicionales, utilizando los recursos que tenemos. Por ejemplo el agua del pozo nos ayuda a enfriar los depósitos, el frío de la noche nos ayuda a enfriar las uvas, etc.
Esta forma de trabajar el viñedo confluye en la “Madera de vid” uno más de los elementos de fusión de la “Agro-cultura”. Se utiliza leña de vid, para calentar el horno de la panadería que tenemos en el pueblo. La leña nos la ofrecen los vecinos del pueblo, tal y como lo hacían antiguamente. Cuando una parcela es arrancada, “allá que vamos nosotros”. Desgraciadamente en los últimos años tenemos leña de sobra, digo desgraciadamente porque se está ARRANCANDO nuestro patrimonio vitícola y sacando nuestras RAICES de la tierra.
La ceniza que sacamos del horno es devuelta a la tierra. Sirve como fuente de potasio aunque no aporta nitrógeno favorece a la estructura del suelo y a su ciclo biológico.
No tratamos de elaborar productos ecológicos, sino más bien productos saludables, por lo que es necesaria una actitud respetuosa con el medio ambiente. Hay quien hace apología de ECOLOGICO y tiene los campos repletos de acero galvanizado, qué curioso, verdad?
Nuestra forma de entender la ecología en sentido amplio, y en particular la agro-ecología no está en ningún manual, ni tampoco obedece a ninguna regla impuesta o dictada por una institución. Consideramos que mirar hacia atrás es una de las mejores maneras de conservar un patrimonio y sin duda de estar en armonía con el medio ambiente. Bien es cierto que la agricultura ha sido la causa de una gran pérdida de ecosistema primigenio, que en nuestro territorio es el pinar de pino carrasco, pero ante la realidad que nos ha tocado vivir, y ya que es imposible dar marcha atrás a un sistema de vida basado en la explotación, solo queda respetar e imitar desde la tradición todo aquello que en un momento permitió prosperar a una civilización, algo que en nuestro tiempo parece impensable, pues más que el afloramiento de las civilizaciones y culturas hoy en día existe la competencia más feroz y la pérdida de identidad ante cualquier labor desarrollada por el hombre. Hoy el mundo está globalizado de tal manera que es imposible e impensable poder desarrollar una actividad como la viticultura, la panadería basada en prácticas antiguas y poder vivir de ello.
VINO
El vino que elaboramos es un producto totalmente “Arte-Sano” ya que se trata de una elaboración completamente artesanal. Se controla la temperatura de los depósitos con el agua del pozo. La temperatura de la vendimia se controla con el frío de la noche. No se adicionan levaduras, ni se filtra, ni se clarifica, se aprovecha el frío del invierno para su decantar los posos. El embotellado y etiquetado es manual. El corcho que se ha utilizado está certificado por Forest Society Council quien asegura un uso responsable del bosque. Se trata de corcho valenciano procedente de la sierra de Espadán y Calderona.
Lo que pretendemos con este tipo de elaboración es intentar expresar la tierra, el clima y la variedad de donde proviene. Tratamos de elaborar un producto natural y saludable. Se trata de buscar la identidad de cada añada e intentar adaptar la elaboración para expresar el máximo intentando satisfacer en medida de lo posible, los gustos del consumidor.
Desde nuestro punto de vista el consumidor de vinos está mal criado. Se han adaptado los tipos de vino a las demandas del consumidor y esto ha hecho que hayamos perdido tipicidad y por tanto identidad. En los últimos años, nos han invadido “Cabernets, Merlots, etc.”, se han plantado desproporcionadamente muchas hectáreas de variedades no autóctonas y que las autóctonas han sido desplazadas, infravaloradas e incluso extinguidas.
Dentro de nuestras labores de conservación tenemos proyectado plantar algunas de estas variedades que se están perdiendo. De hecho este año hemos puesto media hectárea de Tardana, también conocida como Planta Nova. Antiguamente era una uva de colgar, es decir de comer, se colgaba en las cámaras y aguantaba hasta bien entrado el invierno, incluso Navidad.
Por eso en nuestro caso, nos olvidamos un poco de las demandas del consumidor y elaboramos un producto pensando en su identidad y su tipicidad. De momento sólo hemos elaboramos 300 botellas para consumo propio. Durante un tiempo esta va a ser nuestra forma de trabajar.
Bobal se caracteriza principalmente por su gran cantidad de color, tiene mucho y lo mantiene a lo largo del tiempo (varía menos que en otras variedades). Tiene aromas frescos cuando se elabora como rosado, a pesar de no ser una variedad muy aromática. Tiene alto potencial fenólico (mucha carga fenólica y una tendencia a producir mucha cantidad de uva, con uvas grandes y bayas también grandes. Por lo que su producción debe de regularse muy bien si se quiere elaborar vino de alta gama o se quiere destinar al envejecimiento. Esto se puede conseguir de forma natural a partir de viñedos viejos que son menos productivos. Esta carga fenólica de la que hablamos es la que hace que el vino tenga este carácter y personalidad en la boca. Se trata de vinos francos, con alto potencial de envejecimiento.
Es un producto para conservar (siempre en lugar fresco y seco) y abrir dentro de 3-4 años, o más. Para tomarlo hay que decantarlo y abrirlo unas horas antes de su consumo, así el vino expresará su máximo potencial.
DESPEDIDA
Esperamos que hayamos sido capaces de transmitirles nuestras inquietudes y forma de entender y conservar nuestro cultivo y nuestra cultura, el CONSERVACIONISMO AGRO-CULTURAL.
Muchas gracias por todo
Sean felices!!